
Nos levantamos temprano, fui a buscar el pan a ls 8:00, desayunamos dentro porque hacía un poco de fresco. Hoy salimos con el coche, ya que nos dijeron que en la zona de del Monasterio de los Jerónimos se aparca sin problema. Hoy había un festival Panda, que por los niños que había, debía tener mucho éxito en Portugal. Al principio nosotros veímos que todos aparcaban ya, por lo que pensamos que era gente que iba a los Jerónimos, pero no ¡¡¡ era para el Festival...
Tal y como nos dijeron aparcamos sin problema, al lado del Monaterio, entramos por un lateral. Quizás la visita lógica es entrando por la entrada principal, pero ¿por qué hacer lo que hace todo el mundo? Esta puerta, permite entrar en una capilla, dedicada al culto y separada de la visita turística...

El
Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém, se ubica en el barrio de Belém, Lisboa.
Diseñado en estilo manuelino por el arquitecto Juan de Castillo, fue encargado por el rey Manuel I de Portugal para conmemorar el afortunado regreso de la India de Vasco de Gama, se fundó en 1501 en la antigua ermita fundada por el Infante D. Enrique. La primera etapa constructiva de la iglesia nueva comienza en 1514 y fue ampliándose y modificándose hasta el siglo XX. Se financió gracias al 5% de los impuestos obtenidos de las especias orientales, a excepción de los de la pimienta, la canela y el clavo, cuyas rentas iban directamente a la Corona.
Este monasterio fue levantado sobre el enclave de la Ermida do Restelo en lo que fue la playa de Restelo, ermita fundada por Enrique el Navegante, y en la cual, Vasco de Gama y sus hombres pasaron la noche en oración antes de partir hacia la India.
El estilo manuelino se caracteriza por la mezcla de motivos arquitectónicos y decorativos del gótico tardío y del renacimiento. Destacan los portales principal y lateral, el interior de la iglesia y el magnífico claustro. Las capillas de la iglesia fueron remodeladas en puro estilo renacentista en la segunda mitad del siglo XVI y contienen las arcas funerarias de Manuel I y su familia, además de otros reyes de Portugal.
En los Jerónimos se hallan también las tumbas (neomanuelinas) del navegador Vasco da Gama, que al entrar está a la izquierda.

y el poeta Luís de Camões, que está a la derecha. Sobre si es cierto que en esta tumba están los restos de el Cervantes de Portugal, no está nada claro e incluso se llega a afirmar que no son realmente los restos...este gran poeta, falleció en Lisboa en 10 de junio de 1580; tenía 56 años. Un amigo tuvo que pagar la sepultura. Su túmulo, que habría sido colocado cerca del convento de Santa Ana en Lisboa, se perdió en el terremoto de 1755, por lo que se ignora el paradero de sus restos mortales, los cuales no están en ninguno de los dos túmulos oficiales que le están dedicados actualmente - uno en el monasterio de los Jerónimos en Lisboa y otro en el Panteón Nacional..

En una capilla del claustro descansan, desde 1985, los restos del escritor Fernando Pessoa.
En un anexo construido en 1850 se ubica el Museo Nacional de Arqueología, el Museu da Marinha se encuentra en el ala oeste.
En diciembre de 2007 se firmo en este monasterio el Tratado de Lisboa, un acuerdo de la Unión Europea que sustiyute la Constitución Europea y reforma los tratados que estaban vigentes.
Este monasterio, al igual que la cercana Torre de Belém y el Monumento a los Descubrimientos simboliza la Era de las exploraciones portuguesa y se cuenta entre las principales atracciones turísticas de Lisboa.
Pues decidimos ir hacia el monumento a los descubrimientos, pasando por el medio de una pequeña feria de cosas de segunda mano. No hay muchos turistas y lo que sí vemos es gente haciendo deporte, el día está un poco nublado, pero hace calor.
El Monumento a los Descubridores es de construcción relativamente reciente, sólo tiene 51 años, ¿a qué me suena?, es uno de los emblemas de Lisboa. Situado en el hermoso barrio de Belem e inaugurado en el año 1960, el monumento es hoy en día uno de los lugares más elegidos por los guías de turismo para llevar a los curiosos nuevos visitantes a conocer la historia de la ciudad.

Fue inaugurado en la década del 60´ del pasado siglo a raíz de la conmemoración del quinto centenario del fallecimiento del Infante D. Henrique, quien fuera el encargado de organizar y realizar los viajes que ayudaron a dar relevancia y conformación al imperio portugués.
Si te paras frente al monumento tendrás que alzar tu frente ya que posee más de 50 metros de altura. Puestos a deciros que parece, yo os diría que parece un típico barco que se usaba en aquellos tiempos, como una carabela con el escudo del país visible desde todos los ángulos. El personaje de D. Henrique está en la proa sosteniendo una carabela en sus manos.

En los costados del mismo encontraremos representados otros héroes correspondientes a la época de los descubrimientos de la edad imperial.
Sí os apetece podéis entrar y subir por la escalera interior hasta la cima, donde se puede ver una buena vista de lo que es Belén. Además encontraremos un sótano que muchas veces se suele utilizar para realzar exposiciones de arte.
Deciros que los monumentos están cerca pero no juntos, por lo que entre uno y otro tenemos que darnos un paseo, viendo como pasa el rio Tajo.
Toda esta zona, es un gran espacio verde, donde toda la gente aprovecha para hacer lo que más le gusta, unos hacen tai-chi, otros como un señor mayor se dedicaba a controlar un balón, con el pie y no lo hacía nada mal, venta de artículos, había un avión...
Ahora nos dirigimos al emblema de la ciudad de Lisboa, La torre de Belém, es obra de Francisco de Arruda y constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura manuelina. En el pasado sirvió como centro de recaudación de impuestos para poder entrar a la ciudad.
Su construcción fue iniciada en 1514, bajo el reinado de Manuel I de Portugal (1495-1521), teniendo como arquitecto a Francisco de Arruda. Sus obras quedaron a cargo de Diogo Boitaca, que, en la época, también dirigía las ya adelantadas obras del vecino Monasterio de los Jerónimos de Belém. Las obras finalizaron en 1520.
El monumento tiene las influencias islámicas y orientales, que caracterizan el estilo manuelino y marca el fin de la tradición medieval de las torres de homenaje, formando uno de los primeros baluartes para artillería en Portugal.
Parte de su belleza reside en la decoración exterior, adornada con cuerdas esculpidas en piedra, galerías abiertas, torres de vigilancia en estilo mozárabe y almenas en forma de escudos decoradas con esferas armilares, la cruz de la Orden de Cristo y elementos naturalistas, como un rinoceronte, alusivos a los descubrimientos en ultramar. El interior gótico, localizado bajo el piso inferior, sirvió como armería y prisión y es muy austero.
Su estructura se compone de dos elementos principales: la torre y el baluarte. En los ángulos del piso inferior de la torre y del baluarte, sobresalen garitas cilíndricas coronadas por cúpulas con forma de gajos de naranja, ricamente decoradas en cantería de piedra.
La torre cuadrangular, de tradición medieval, se eleva cinco pisos por encima del baluarte, de la forma:
Primer piso - Sala del Gobernador.
Segundo piso - Sala de los Reyes, con techo elíptico y chimenea decorada con semiesferas.
Tercer piso - Sala de Audiencias
Cuarto piso - Capilla
Quinto piso - Terraza de la torre
La nave del baluarte poligonal, ventilada por un pequeño claustro, tiene dieciséis aberturas para cañoneras de tiro rasante. El terraplén, guarnecido por almenas, constituye una segunda línea de fuego, estando localizado en el Santuario de Nuestra Señora del Buen Suceso, patrona del lugar, también conocida como la Virgem do Restelo.
Terminada la visita, vuelta atrás en busca de los famosos pastéis de Belén, son natas, deliciosasssssss, recién hechas y con su azucar y canela saben riiiiiqqqqqquuuuuíííííííííísssssssiiiiimaaaaasssssss....

Los pasteles de Belém (en portugués pastéis de Belém) son una de las especialidades más características de la cocina portuguesa. Genéricamente reciben el nombre de pastéis de nata (pasteles de nata). Son tortitas de crema, de unos 8 centímetros de diámetro, elaboradas según una receta secreta que no ha sido desvelada en casi doscientos años y que, supuestamente, sólo tres personas conocen en el planeta. Tanto la pasta como la crema comienzan a elaborarse a puerta cerrada, en la llamada "oficina del secreto" (oficina do segredo), en un proceso que dura dos días. La pasta es de hojaldre. La crema tiene una base fundamental de yema de huevo, leche y azúcar. Se comen tanto en caliente como en frío.
Se cree que fueron creadas con anterioridad al siglo XVIII por las monjas del convento lisboeta de los Jerónimos, situado en la freguesía de Belém, a las afueras de la capital portuguesa. Como consecuencia de la revolución liberal portuguesa de 1820, en 1834 se cierra el monasterio. El panadero del convento, de pronto en el paro, decide venderle la receta al empresario portugués de origen brasileño, Domingos Rafael Alves.
En un primero momento se pusieron a la venta los pasteles elaborados conforme a la receta del monasterio, en un ingenio de caña de azúcar situado la pocos metros de los Jerónimos. En 1837 se abren unas instalaciones anexas al ingenio que se transforman en la pastelería Casa Pastéis de Belém. Desde entonces, en este local se viene trabajando ininterrumpidamente tanto para la venta como para el consumo allí mismo. Los pasteles se acompañan de azúcar y canela en polvo en unas bolsitas que cada uno echa la cantidad a su gusto. La pastelería sigue siendo propiedad de los descendientes de Alves.

Tanto la receta original como el nombre de pastéis de Belém están registrados. La Casa Pastéis de Belém elabora diariamente unas 10.000 tortitas.
Los pasteles de Belém representaron a Portugal en la iniciativa cultural del Café Europe, desarrollada en el Día de Europa de 2006 durante la presidencia austriaca de la Unión Europea. España estuvo representada por la Tarta de Santiago.
Los pasteles de Belém son muy populares en China, a donde llegaron a través de Macao en los tiempos en los que esta ciudad era una colonia portuguesa. En chino, los pasteles de Belém han sido llamados "dan ta" (蛋挞) que viene a significar algo así como pastel de huevo. Un dato curioso es que empresas como McDonalds incluyeron el "dan ta" dentro de su oferta de postres y esta popularidad ha hecho que empiece a ser posible encontrar los pasteles de Belém en otros países asiaticos como Camboya.
Para la tarde y ya que teníamos el coche, decidimos ir a visitar Sintra, que está muy cerca y para ello nos fuimos dirección Cascais. Carretera buena y que no compensa ir por la autopista, ir por la carretera general, al final por la vía rápida se da más vuelta.
Sintraes una villa portuguesa del Distrito de Lisboa, región de Lisboa y subregión de Grande Lisboa, con cerca de 33.000 habitantes.
Es sede de un municipio con 316,06 km² de área y 363 749 habitantes (2001), subdividido en 20 freguesias. El municipio limita al norte com el municipio de Mafra, al este con Loures, al sureste con Amadora, al sur con Oeiras e Cascais y al oeste con el Océano Atlántico. El municipio (consejo) de Sintra tiene dos ciudades: Agualva-Cacem ,con cerca de 101.000 habitantes, y Queluz, 111.424 habitantes. La ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995, aunque muchos siglos antes los árabes la eligieron como paraíso en la Tierra, y viajeros como Lord Byron se enamoraron perdidamente de ella.
Pese al tamaño de nuestro coche, fuimos subiendo a nuestra principal visita, que no es otra que el Palacio de Pena. Aparcamos a pie de monumento, hay muchos aparcamientos y están escalonados, compensa aparcar arriba de todo porque al final si aparcas abajo tienes que subir todo, ya que sólo tiene una dirección la carretera, pero lo dicho sitio no falta.
PALACIO DE PENA, El Palacio Nacional de la Pluma (en portugués Palácio Nacional da Pena) fue una de las principales residencias de la familia real portuguesa durante el siglo XIX y a la vez constituye una de las máximas expresiones del estilo romántico del siglo XIX en Portugal. Se encuentra en la freguesia de São Pedro de Penaferrim en la ciudad de Sintra. El palacio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995.
Fue el príncipe Fernando II de Portugal, esposo de la reina María II de Portugal, quien ordenó la construcción del palacio de la Peña en 1836. El príncipe, católico de origen alemán, se enamoró de la zona de Sintra en una excursión que realizó junto a su esposa. En esta excursión, la pareja real pudo contemplar las ruinas de un antiguo monasterio devastado a raíz del terremoto de 1755. El monasterio había sido de los frailes jerónimos y fue construido, originariamente, por el rey Juan II y transformado, de forma substancial, por el rey Manuel I que, cumpliendo una promesa, ordenó la reconstrucción del monasterio en honor de Nossa Senhora da Pena, la Madre de Dios de la Peña (Palácio da Pena quiere decir precisamente «palacio de la Peña», en referencia a su situación sobre un cerro escarpado), y lo donó a la orden de San Jerónimo.
Con el terremoto de 1755, la capital portuguesa y toda el área que la rodea quedó muy malograda. Dentro de esta área se encontraba la zona de Sintra y el mencionado monasterio. Estas ruinas únicamente conservaban intacta la capilla con un magnífico retablo de alabastro atribuido a Nicolás Chanterenne. Fernando de Sajonia (Fernando II) adquirió el monasterio en 1838 y, junto con este, la enorme propiedad de la montaña de Sintra, dentro de la cual se encontraban diversas villas o el llamado Castillo de los Moros (Castelo dos Mouros).
La reconstrucción fue lenta y costosa, pero finalmente se convirtió en un recinto exuberante en el cual se pueden contemplar diferentes estilos que van desde el neogótico hasta al neoislámico, pasando por el neorenacimiento y una visión pseudomanuelina que convierten el espacio en un ambiente claramente exótico. Además, en las vertientes de la montaña se construyó un magnífico parque inglés que, junto con el palacio, se convirtió en un icono de la arquitectura portuguesa.
Pronto se adaptó el palacio como residencia de verano de la familia real. Numerosas colecciones reales se trasladaron al palacio y a la vez se crearon ricos ornamentos, que fueron desde los célebres estucados hasta las paredes pintadas al óleo. Por todo esto, la Unesco declaró Sintra como Patrimonio de la Humanidad.
Por fuera da un poco de pena, tal y como dice su nombre ya que está un poco estropeado, pero por dentro parece que en cualquier momento pueden aparecer sus dueños. Mucha vigilancia en todas las habitaciones, no dejan fotografiar y menos tocar las cosas.
El hambre apretaba y decidimos tomar los bocatas en una de las terrazas. El tiempo variable, corría una brisilla fresquita, que no recuerda las fechas en las que estamos. En una palabra hacía un montón de aire frio, todos nos pusimos las sudaderas.
Cuando acabamos la visita, ya que teníamos el coche en la parte de abajo del palacio, decidimos hacer lo que ya teníamos pensado y que no era otra cosa que cruzar los jardines, impresionantes y super frondosos.

Rodea por completo el Palacio, es un inmenso jardín acorde a su majestuosidad y romanticismo. El rey Fernando hizo traer especies de todos los continentes, aprovechando la bondad del clima de la sierra, y se encargó él mismo de arreglar el parque. Recorrerlo en una sola visita es imposible, puesto que hay alrededor de 72 km. de senderos, en cuyo recorrido aparecen lagos, ejemplares raros y decenas de rincones especiales... La variedad de la flora hace que el jardín ofrezca un espectáculo diferente en cada estación del año.

Enclavada en lo más alto de la sierra sobre un peñasco de granito, la Estatua do Guerreiro parece mirar a lo lejos. Este guardián de bronce posiblemente represente al mismísimo rey que contempla y protege su maravillosa obra.
Cuando llegamos a la parte de abajo, nos montamos en el coche y nos fuimos a tomar un helado a Sintra, que es muy pequeñita y con bastante gente. Al llegar aparcamos con un poco de dificultad en zona azul (hora) pusimos lo mínimo. El helado rico, nos dimos una vuelta y nos marchamos, ahora el tráfico es demencial, hasta un belga se le ocurrió venir de visita con la caravana...¡¡¡¡SUERTE¡¡¡¡
De vuelta paramos en un supermercado Jumbo para comprar cuatro cosas y vuelta al camping. Cenamos todos juntos dentro de la caravana, la noche estaba fresca, hamburguesas completas, natas, bolachas, etc...luego un chupito de postre.
¡¡¡A dormir que ya son las 11:30¡¡¡.
El camping parece cada vez más vacio...